Prevalencia, biomecánica y patologías de los ligamentos meniscofemorales: una revisión sistemática

Kinesport
La rodilla es una articulación especialmente susceptible a las lesiones deportivas, por lo que es necesario un conocimiento preciso y detallado de su anatomía, incluidas sus variaciones, para afinar el diagnóstico y el tratamiento de las numerosas patologías de esta articulación. Se ha avanzado mucho en el esclarecimiento de la función de la compleja red de ligamentos, tendones y meniscos que trabajan juntos para estabilizar la articulación. Sin embargo, la comprensión de la contribución de estas estructuras a la biomecánica de la rodilla sigue evolucionando.
Dentro de este complejo, hay varios ligamentos que se extienden desde el fémur hasta los meniscos. El menisco medial está conectado principalmente al fémur a través de la parte profunda del ligamento colateral medial, mientras que el menisco lateral está conectado al fémur a través de 2 ligamentos de incidencia variable, unidos al ligamento cruzado posterior (LCP), que son los ligamentos meniscofemorales (LFM). El ligamento meniscofemoral anterior (LMA), también conocido como ligamento de Humphrey, presenta un origen variable, donde el 80% de ellos se unen distalmente al haz posteromedial del LCP.
El ligamento meniscofemoral posterior (LMP), también conocido como ligamento de Wrisberg, se origina proximalmente en la cara medial de la escotadura intercondílea, proximal al haz posteromedial del LCP.
Opinión del centro científico Kinesport
Pegatina verde
Esta revisión sistemática no crítica de la literatura es un artículo de bajo riesgo de sesgo, con todos los principales criterios metodológicos que se cumplen para limitar y controlar el sesgo en su estudio tanto como sea posible. Dado el carácter descriptivo de los objetivos, no es necesario el análisis crítico de los artículos incluidos.
Muchos estudios han investigado la presencia y la posición de estos MFLs, pero pocos han propuesto teorías sobre su función. Una mejor comprensión de su papel en la biomecánica de la rodilla podría tener implicaciones para los avances en la cirugía del LCP y del menisco.
El objetivo del estudio es, por tanto, realizar una revisión sistemática de la literatura sobre el conocimiento de los MFLs, su función, su importancia clínica y sus variaciones anatómicas.

Método

Dos autores independientes revisaron la literatura hasta diciembre de 2020 utilizando las bases de datos PubMed, EMBASE y Cochrane.
Los estudios se incluyeron si (1) informaban de una evaluación biomecánica, radiográfica o artroscópica de los MFL humanos o (2) describían una variación anatómica. Los estudios debían ser completos y estar escritos en inglés. No se requería ningún nivel particular de pruebas científicas.

Resultados

Un total de 47 estudios cumplieron todos los criterios de inclusión para esta revisión sistemática. 

 Prevalencia

Se han utilizado varias modalidades diferentes para evaluar la prevalencia de los MFL, incluyendo la disección cadavérica, la RMN y la artroscopia. Así, hubo 15 estudios cadavéricos, 3 artroscópicos y 9 radiográficos que investigaron la prevalencia de los MFL.
La mayoría de los datos de prevalencia que aparecen en la literatura se derivan del trabajo de disección de cadáveres, que tiene una amplia gama de valores.
La presencia de aMFL o pMFL osciló entre el 16,7% y el 100%, estando presente el aMFL solo entre el 10% y el 40% del tiempo y el pMFL solo entre el 24% y el 86% del tiempo. La presencia de ambos ligamentos al mismo tiempo osciló entre el 1% y el 64,3%.

De los 3 estudios artroscópicos en los que se incluyeron estas estructuras, la presencia de una u otra fue > 94% de las veces, con el aMFL solo el 88,2% de las veces y el pMFL solo el 14,7% de las veces. La presencia simultánea de ambos ligamentos se observó el 8,8% de las veces.

En los 9 estudios de IRM incluidos, la presencia de uno u otro osciló entre el 21,1% y el 100%, con el aMFL solo entre el 2,9% y el 32,5% y el pMFL solo entre el 11,9% y el 78,3%. La presencia de ambos ligamentos al mismo tiempo osciló entre el 1,2% y el 47,4%.

En general, al examinar todas las modalidades de evaluación, la media acumulada de cualquiera de ellas fue del 70,8% y la presencia de ambos ligamentos al mismo tiempo se encuentra en el 17,6% de los individuos.

 Longitud, anchura y área de la sección transversal (CSA) de aMFL y pMFL

En cuanto a la evaluación de la longitud media del aMFL, tanto en hombres como en mujeres, se han notificado longitudes que oscilan entre 21,6 mm y 28,3 mm. Para el pMFL, la longitud estaba entre 23,4 mm y 31,2 mm. Estas longitudes, tanto para el aMFL como para el pMFL, fueron igualmente grandes en hombres y mujeres, aunque esto no siempre fue estadísticamente significativo.
La evaluación del grosor medio del aMFL tanto en hombres como en mujeres mostró valores entre 1,9mm +/- 0,6mm y 25,7mm +/- 2,0mm. Para el pMFL, el grosor medio osciló entre 1,8 mm +/- 0,7 mm y 31,6 mm +/- 4,9 mm.

El área de la sección transversal del aMFL osciló entre 2,2 mm2 +/- 1,7 mm2 y 14,7 mm2 +/- 14,8 mm2 . El rango para el pMFL fue de 3,3mm2 +/- 2,6mm2 a 20,9mm2 +/- 11,6mm2.

 Patología clínica

 Ligamentos meniscofemorales y pseudodesgarros del menisco lateral
Algunas investigaciones han demostrado una interacción entre los MFL y el cuerno posterior del menisco lateral durante la flexión/extensión de la rodilla, lo que hace suponer que estos ligamentos tienen un papel en la patología meniscal.
A pesar de esta relación, se comprobó que no había ninguna asociación entre la presencia de uno o ambos MFL y el desarrollo de una rotura meniscal, medial o lateral.
Debido a su proximidad a los meniscos, los MFL se han diagnosticado a menudo erróneamente como desgarros o pseudodesgarros del cuerno posterior del menisco lateral en la RM, con una incidencia superior al 63%.

 Menisco discoide e inserción de pMFL

En los pacientes con meniscos totalmente discoides, se observó que el pMFL tenía un mayor grosor y una mayor inserción en comparación con los meniscos no discoides. Una inserción más baja se asoció con una menor incidencia de desgarros de menisco lateral
 Variaciones anatómicas de las MFL

 Ligamento meniscofemoral anteromedial (amMFL)

Varios estudios han informado de la presencia de un amMFL como una estructura poco frecuente que emerge de la raíz del cuerno anterior del menisco medial, que sigue anteriormente al ligamento cruzado anterior y se une a la cara posterolateral de la fosa intercondilar del fémur. Se ha sugerido que puede existir una relación entre el amMFL y la lesión del menisco medial secundaria a un movimiento anormal con un mayor tamaño absoluto de la lesión en comparación con las rodillas sin amMFL. Esto es particularmente cierto para las variaciones del amMFL que no se unen a la tibia, con el amMFL actuando realmente como un agarrador en el cuerno anterior del menisco medial. 

 Ligamento meniscofemoral anterolateral

Este ligamento es una anomalía poco frecuente del cuerno anterior del menisco lateral que a veces se fusiona con el amMFL y puede asociarse a una agenesia del ligamento cruzado anterior. 

Discusión

Incluyendo los estudios de resonancia magnética, cadavéricos y artroscópicos, se observó la presencia del aMFL o del pMFL en el 70,8%, aunque esto podría ser muy variable. La presencia de ambos ligamentos al mismo tiempo se observó en aproximadamente el 17,6% de los individuos. La longitud media de los machos y de las hembras varía, pero la media del aMFL está entre 21,6 mm y 28,3 mm y la del pMFL entre 23,4 mm y 31,2 mm. Estos ligamentos contribuyen a la compleja biomecánica de la rodilla para proporcionar estabilidad de forma sinérgica. Los ligamentos meniscofemorales pueden desempeñar un papel que permita al menisco lateral aumentar la congruencia femorotibial y reducir la presión de contacto sobre el menisco tanto en flexión como en extensión.

También es interesante señalar que los trabajos han demostrado que la sección voluntaria de los MFL provoca un aumento de la presión de contacto femorotibial.
Además de la posible protección del menisco lateral, los MFL apoyan al ligamento cruzado posterior limitando la laxitud anteroposterior, tanto como "restricción" mecánica como propioceptiva. Mecánicamente, los MFL proporcionan una capacidad de carga similar a la del haz de fibras posterior del LCP. Por lo tanto, una lesión aislada del LCP con preservación de los MFL podría estar asociada a un cajón posterior reducido en comparación con una lesión combinada del LCP y los MFL.
Como freno propioceptivo, las estructuras neurales contenidas en los MFL cerca de sus fijaciones meniscales demostradas en estudios cadavéricos humanos y animales sugieren que los MFL participan en un bucle de retroalimentación con los músculos de la rodilla para limitar el cajón posterior. En el contexto de las lesiones del LCP y de la raíz meniscal lateral, la evaluación específica de los MFL mediante artroscopia o IRM puede considerarse un indicador de la función residual, ya que los MFL intactos pueden justificar un tratamiento más conservador de las lesiones del LCP.

La interconexión entre los MFL, el menisco lateral y el LCP tiene varias implicaciones para el tratamiento quirúrgico. En el caso de un desgarro de menisco lateral con rotura de los MFL, el aumento resultante de la presión de contacto femorotibial hará necesaria una reparación radicular.
En el caso de una meniscectomía parcial o total en la que esté indicada la extirpación del cuerno posterior, se debe tener cuidado de seccionar primero los MFL para evitar una lesión iatrogénica en el compartimento posterior de la rodilla. El MFL podría desgarrar el LCP al retirar el cuerno posterior. Un estudio de resonancia magnética con evaluación de los MFL antes de la cirugía y una evaluación artroscópica específica del estado de los MFL durante la operación podrían reducir el riesgo de lesión del LCP.
En los casos en los que la preservación del menisco ya no es una opción, los MFL también pueden considerarse en el trasplante de aloinjerto meniscal. Numerosos estudios muestran altas tasas de complicaciones en el trasplante de menisco, incluyendo desgarros que requieren reparación y retirada del aloinjerto. La preservación de los MFL podría ayudar a estas técnicas a mantener una función biomecánica normal y a reducir las tasas de complicaciones.

Conclusión

Esta revisión muestra que sigue habiendo una incidencia variable de MFL en la literatura, pero que la comprensión de su función sigue creciendo. Un número creciente de estudios anatómicos y biomecánicos han demostrado la importancia de los ligamentos meniscofemorales en el apoyo a la estabilidad de la rodilla. En concreto, se cree que los MFL desempeñan un papel importante en la protección del menisco lateral y en la mejora de la función del ligamento cruzado posterior.

Referencia del artículo

Deckey DG, Tummala S, Verhey JT, Hassebrock JD, Dulle D, Miller MD, Chhabra A. Prevalence, Biomechanics, and Pathologies of the Meniscofemoral Ligaments: A Systematic Review. Arthrosc Sports Med Rehabil. 2021 Nov 26;3(6):e2093-e2101. doi: 10.1016/j.asmr.2021.09.006.