Opinión del centro científico Kinesport
Pegatina verde
Pegatina verde
Este estudio observacional retrospectivo es un artículo de bajo riesgo de sesgo, en el que se cumplen todos los criterios metodológicos principales para limitar y controlar al máximo el sesgo en su estudio.
El objetivo de este estudio será, por tanto, analizar, en primer lugar, en qué periodos se realizan los sprints de máxima intensidad durante los partidos de fútbol profesional masculino y, en segundo lugar, analizar el efecto de la posición de los jugadores y otras variables contextuales sobre estos sprints.
Método
Participantes
Se recogieron datos de 1252 observaciones de partidos de 277 futbolistas profesionales masculinos, a partir del análisis de 30 partidos jugados en 3 semanas consecutivas en la primera división masculina de La Liga 2021 - 2022. Cada jugador se clasificó según su posición: centrocampista ofensivo (WMF), lateral (FB), delantero (FW), defensa central (CD) y centrocampista (MF). Debido a la particularidad de su posición, no se ha incluido a los porteros.
Procedimiento
Los datos se recogieron mediante sistemas electrónicos de seguimiento del rendimiento y de los jugadores, sincronizados con el análisis de vídeo de los partidos (sistema de seguimiento multicámara TRACAB Gen4). Los informes se realizaron con el software Mediacoach (Madrid, España), que sincroniza los datos de seguimiento con los vídeos de los partidos y utiliza un algoritmo para corregir los posibles errores jugador por jugador, ofreciendo un informe fiable y de alta calidad.
Se analizó cada sprint realizado a más de 30 km/h, definido como sprint de máxima intensidad. Para que se considere un sprint, la acción debía durar más de 2 segundos desde el inicio hasta el final (el jugador empieza a 14km/h hasta más de 30km/h durante al menos 0,2 segundos, y luego vuelve a 14km/h o
Se analizó cada sprint realizado a más de 30 km/h, definido como sprint de máxima intensidad. Para que se considere un sprint, la acción debía durar más de 2 segundos desde el inicio hasta el final (el jugador empieza a 14km/h hasta más de 30km/h durante al menos 0,2 segundos, y luego vuelve a 14km/h o
menos). Cada sprint de máxima intensidad se clasificó en 6 períodos de 15 minutos cada uno (1'-15'; 15'- 30'; 30'-45'; 45'-60'; 60'-75'; 75'-90').
A continuación, dos observadores diferentes del personal de fútbol profesional cualificados en análisis de vídeo e investigación relacionada con el fútbol analizaron los datos proporcionados por el software Mediacoach, con una fiabilidad muy buena entre examinadores (k=0,85) e intraexaminadores (k=1). En caso de desacuerdo, intervino un tercer observador.
Clasificaron los sprints según las siguientes variables: posesión del balón (con o sin), trayectoria (sprint recto o curvo / con cambio de dirección) y objetivo táctico del sprint.
Además, se registraron la duración del sprint, la velocidad máxima y la distancia recorrida como variables de rendimiento físico.
Análisis estadístico
En primer lugar, el estudio examinó el número total de sprints de alta intensidad, la forma de estos sprints (rectos o curvos) y su ocurrencia durante el partido.
En segundo lugar, se examinaron las asociaciones entre la posición del jugador y las variables contextuales que conducen a los sprints de alta intensidad, en particular su frecuencia. A ello se sumó el análisis de la asociación entre el objetivo de la acción que da lugar al sprint y el rendimiento físico necesario para llevarlos a cabo, tanto en relación con la posición del jugador como con su posición en el campo en el momento de la acción.
Resultados
Se registraron un total de 1252 sprints de alta intensidad y mostraron que aproximadamente 16,7 jugadores esprintaron por encima de los 30 km/h por partido (media por partido según las posiciones): CD=6; FB=13; MF=4; WMF=11; FW=9).
El primer y el último período contenían la mayor cantidad de sprints de alta intensidad; 20% en el período de 1'-15' y 21,6% en el período de 75'-90'. Por el contrario, el estudio descubrió que la posición del jugador no tenía ningún efecto sobre el periodo en el que realizaba más sprints.
Los sprints de alta intensidad fueron en su mayoría no lineales y la posición del jugador no afectó a la trayectoria del sprint (sprint en curva = 91,7%; sprint recto = 8,3%).
El estudio también muestra que se realizaron con mayor frecuencia sin la posesión del balón (sprint sin balón = 91,7%; sprint con balón = 8,3%), que los centrocampistas ofensivos realizaron menos sprint sin balón de lo esperado (variable tras ajuste estandarizado: -3,43) y que los centrales realizaron más sprint con balón de lo esperado (variable tras ajuste estandarizado: 4,01).
La distribución de los sprints de alta intensidad dependía significativamente de la posición y la táctica del jugador durante la acción. Los defensas centrales realizaron más sprints para interceptar y pasar el balón, mientras que los laterales realizaron más sprints para aprovechar el espacio, gestionar los pasillos y pasar el balón. Los centrocampistas hicieron más por recuperar el balón, gestionar los espacios y presionar a los rivales. Por último, los sprints de alta intensidad realizados por los centrocampistas y los delanteros ofensivos tenían como objetivo principal aprovechar los espacios, romper la defensa rival y presionar a los adversarios.
La siguiente tabla resume los sprints de alta intensidad realizados por los jugadores según su posición y acciones de juego.
Por último, se comprobó que la posición de juego tenía una influencia significativa en la velocidad máxima del sprint (F=2,44; p=0,05; ES=0,006), la distancia recorrida en cada sprint (F=5,34; p< 0,001; ES=0,01) pero no afectaba a la duración (F=0,73; p=0,57; ES=0,002).
La distancia recorrida en el sprint a máxima intensidad fue de 40,25± 11,79 m para los defensores centrales, 44,81± 14,26 m para los defensores laterales, 41,61± 12,69 m para los centrocampistas, 43,79± 14,22 m para los centrocampistas ofensivos, 42,34± 12,81 m para los atacantes.
Las velocidades máximas requeridas en los sprints fueron 31,26± 0,97 km/h para los defensas centrales, 31,37± 1,06 km/h para los defensas laterales, 31,07± 0,91 km/h para los centrocampistas, 31,39± 1,08 km/h para los centrocampistas ofensivos y 31,39± 1,06 km/h para los delanteros.
La duración media de los sprints de alta intensidad fue de 4,9 a 9 segundos (mínimo 2,1seg - máximo 23,1seg), la distancia recorrida fue de 30 a 55 metros (mínimo 5m - máximo 92m) y la velocidad máxima fue de 30,12 a 32,8 km/h (mínimo 30,02 km/h - máximo 35,14 km/h). Según el objetivo táctico, la posición del jugador no mostró una diferencia significativa en la velocidad máxima y la distancia recorrida, excepto en los sprints de recuperación, en los que la duración y la velocidad máxima mostraron una diferencia significativa.
Discusión
Uno de los principales hallazgos de este estudio fue que los sprints de alta intensidad fueron más frecuentes en los primeros (1'-15') y últimos (75'-90') periodos de los partidos para todas las posiciones de los jugadores. En su mayoría eran no lineales, se realizaban sin la posesión del balón y con diferentes objetivos según la posición. Los datos encontrados sobre la duración, la distancia y la velocidad máxima permitieron determinar las capacidades físicas necesarias para realizar estos sprints de alta intensidad, especialmente en relación con la posición y el objetivo táctico de la acción en curso.
Anteriormente, otro estudio (Oliva-Lozano et al., 2021) mostró que la frecuencia de los sprints era mayor en los primeros periodos de cada tiempo (1'-15'; 45'-60'), y la conclusión fue que el rendimiento disminuía con el paso de cada minuto en cada tiempo, probablemente debido a la aparición de la fatiga. Los resultados de este nuevo estudio sugieren que la distribución de los sprints de alta intensidad durante un partido puede variar, probablemente en función de la situación y el resultado del partido, y que puede haber muchos sprints en los minutos finales.
Un estudio anterior realizado por Moalla et al. en 2018 demostró que estar perdiendo el partido llevaba a realizar más sprints y carreras de alta intensidad.
Además, este estudio muestra las diferencias en los objetivos de sprint según las posiciones de los futbolistas. Los atacantes y los centrocampistas ofensivos esprintan con un propósito ofensivo, los defensores centrales con un propósito defensivo, y los laterales y los centrocampistas con ambos propósitos combinados. Las posiciones de los jugadores también influyen en la frecuencia de los esprints; esta es la clasificación por orden de los que más esprintan: los laterales (377), los centrocampistas ofensivos (318), los delanteros (275), los centrales (176) y los centrocampistas (106).
Los autores concluyen que la posición del jugador influye en su velocidad máxima y en la duración de su sprint, lo que coincide con estudios anteriores sobre el tema. Por ejemplo, los centrocampistas tuvieron la velocidad máxima más baja durante los sprints de alta intensidad, lo que podría explicarse por su posición central en el campo, donde la densidad de jugadores es mayor. Esto podría explicarse por su posición central en el campo, donde la densidad de jugadores es mayor. El espacio disponible en el campo sería, por tanto, un factor que influye en la capacidad de los jugadores para realizar sprints de alta intensidad.
Los autores señalan que los futuros estudios deberían incluir diferentes umbrales de velocidad (aquí la velocidad se fijó subjetivamente en 30 km/h), especialmente umbrales de velocidad individualizados (por ejemplo, el 90% de la velocidad máxima del jugador), ya que las características físicas de los jugadores tienen un gran impacto en el rendimiento del sprint.
Por último, las variables relacionadas con el partido, el estilo de juego del equipo o la edad del jugador podrían ser una limitación en este estudio, ya que estos datos no se tuvieron en cuenta. A pesar de ello, este estudio sigue siendo fiable y tiene pocas limitaciones.
Conclusión
El objetivo de este estudio era analizar los sprints de alta intensidad desde una nueva perspectiva para que los entrenadores puedan preparar mejor a sus jugadores para ellos.
En vista de la distribución de estos sprints durante los partidos, los jugadores deben estar preparados para estas acciones de alta intensidad durante el calentamiento previo al partido, pero también durante el entrenamiento en condiciones de alta fatiga.
Los sprints en curva también deben incluirse en la preparación física de los jugadores para prevenir el riesgo de lesiones, por ejemplo, en los isquiotibiales.
Por último, la posición de los jugadores y la finalidad de la acción más frecuente deben tenerse en cuenta en el entrenamiento del sprint, especialmente en el caso de los centrocampistas ofensivos, los laterales y los delanteros, que son los que más esprintan a gran intensidad durante un partido.
Artículo de referencia
Oliva-Lozano JM, Fortes V, López-Del Campo R, Resta R, Muyor JM. ¿Cuándo y cómo experimentan los futbolistas profesionales los sprints de máxima intensidad en LaLiga? Sci Med Footb. 2022 Jul 14:1-9. doi: 10.1080/24733938.2022.2100462.